GUARDAMINO, ÍÑIGO
El futuro no es lo que nos habían vendido el siglo pasado: no vemos coches surcando el cielo, abonos de teletransportación o un menú del día en una pastilla; paradójicamente el mayor cambio que a producido la tecnología ha sido en nosotros mismos. Manteniendo la apariencia de comunicación nos estamos aislando poco a poco los unos de los otros, y esa futira epidemia de soledad será aliviada también por medio de la tecnología: robots que nos cuiden y nos follen bien rico, una extensión de nuestro ego hipertrofiado, el accesorio definitivo eliminando la necesidad de "el otro" en nuestras vidas.