Unas manos, unas sábanas, una forma de hacer la cama. Este libro no es un libro de infancia, es el libro de un hombre que aún conserva lamirada de niño. Un hombre que ha hecho de la contemplación un vehículo para volver a eso que importa, lo primigenio, lo sagrado, el amor, al fin y al cabo: «Cada día camino hasta la hoja de papel y extraigo loque no se muere, un poco de vida eterna, cualquier momento donde elamor irrumpe». Leer a Montiel es como adentrarse en uno de esospaisajes que abruman la mirada por su belleza, que enmudecen yalumbran el entendimiento. Sus páginas constituyen refugios, nosreconcilian con la vida y nos ofrecen esperanza frente al desencanto.Este libro debería ser, será como ya lo fueron los anteriores uneterno acompañante en nuestro viaje, un faro alumbrando esa «oscuridad que sabe encontrarnos», un guía que corrija nuestros pasosralentizándolos, indicándonos hacia dónde y cómo debemos mirar. Hoymás que nunca es este un libro necesario.Jesús Montiel (Granada, 1984) ha publicado hasta la fecha cincopoemarios que le han valido distintos reconocimientos, entre los quedestacan el Premio Int