THEÓFILO ACEDO DÍAZ
Allá por el año 2007 tuve la oportunidad de ver, por fi n,
en la iglesia ortodoxa de Alcalá de Henares, Irozii. Sabía
que existía esta obra folclórica, pero nunca la había visto. Ni
tampoco me había interesado mucho, conformándome con las
colinde (villancicos) que todo rumano canta al llegar las Navidades.
Estaba ahora en España y no sólo había escuchado
por las calles los villancicos sino que había presenciado varias
actuaciones que se celebran por estos días en las iglesias
católicas. Quizás por ello, al salir del ?espectáculo? de los
Irozi, me vino a la memoria El Auto de los Reyes Magos.
Más todavía si pocos años antes mis amigos Theo y Violeta me
habían regalado el libro en el cual daban a conocer un auto
del siglo XVIII recuperado por ellos en Extremadura. De no
haber tenido tan presente dicho libro a lo mejor la relación
entre las dos obras no se me hubiera ocurrido. ¡Tan pronto y
con tanta fuerza! Fui a casa y me leí de un tirón los dos textos.
La sorpresa fue grande. Y la alegría mayor. Claro, tenía que
haber pensado que el fenómeno cultural existía en los dos países
? cristianos los dos ?, pero nunca hubiera imaginado que,
por una parte, existieran tantos elementos comunes y, por otra
parte, que los dos pueblos se manifestaran con tanta peculiaridad.
Les confesé a Violeta y a Theo mi ? descubrimiento y
quedamos en hacer algo para que otros disfrutaran de él. Sí,
¡que disfrutaran!