MORAN ROA ALBERTO
Han pasado ocho años desde que el imperio de Kara desapareció, convertido en polvo añil por un poder que escapa a toda comprensión.
La Ciudadela, silenciosa guardiana de la paz gobernada por tres naciones, vigila los reinos del hombre navegando los cielos.
En un pueblo del frío norte, dos amigos descubrirán un libro vinculado a un enigma del ayer y a un hombre entre la vida y la muerte.
Nacido de la pluma de un poeta, les descubrirá los secretos que moran en las montañas a través de una historia en la que conservar la vida vale más que conservar la humanidad.
El mundo apura sus últimos latidos...
Y en la cima de los Picos Negros, contemplando el paso del tiempo entre delirantes pensamientos, el Rey Trasgo aguarda el momento de construir sus sueños a partir de sus cenizas.
La novela fantástica en España casi no tiene tradición, o al menos los lectores no tienen la cultura de lo escrito aquí, aunque hay autores tan importantes como Ana María Matute que lo ha cultivado con éxito y con menos fama de la que merece. Este libro se encuadra en la tradición anglosajona de textos épicos del género, sudor, espadas, lanzas, flechas, magia, criaturas que recuerdan a las de la mitologia nordica y celta... aunque con matices importantes, que mereceria crear escuela.
Alberto Moran Roa nos adentra en un mundo propio con la habilidad de los grandes escritores, sin necesidad de descripciones farragosas e innecesarias, haciendo al lector participe de ese mundo desde las primeras páginas y usando el lenguaje del genero con la inteligencia y la honestidad de quien conoce más de lo que cuenta, pero cuenta lo que necesita ser contado. Esta primera novela de la que será una pentalogía (al no ser que se nos convierta en un Martin abrumado por el mundo que nos quiere describir) comienza con un tono pausado, casi lento, aunque las acciones se desarrollan sin parar, pero es a partir de cierta página que el ritmo se eleva hasta que nos ha atrapado y ya no nos podemos despegar del mundo en el que nos hemos ido introduciendo, los personajes cobran la fuerza necesaria para querer saber más sobre ellos y los distintos planos que se menejan en la novela cobran el sentido que al principio no habiamos intuido y la sorpresa, tan importante en este universo de monstruos y criaturas extrañas, nos adentra en la caverna del (des)conocimiento que se encierra en las páginas de un misterioso libro mientras desde la butaca nos contempla ¿un rey trasgo disfrazado de Hamlet?
Una novela que nos deja en el momento en que ya estamos embriagados y necesitamos más liquido para pasar la resaca. Alberto, otra más.