PEREDA ESPESO, FELIPE
AGRADECIMIENTOS.-PREFACIO. LA RAZÓN DE ESTE LIBRO.-I. INTRODUCCIÓN. EL ARTE DE CREER.-Un cuadro y una discusión de taberna.-¿Qué tiene que ver todo esto con el arte de la pintura?.-Esquema del libro.-Historia/historias: una nota sobre el método.- II. HIC EST.-Una República de las letras.-Un cristo arameo.-... de cuatro clavos.-Roma-Nápoles-Sevilla: un pedazo del título y un «gallardo» cristo de tres clavos.-Excurso: idolatría/iconolatría.-Ésta es.-La encarnación de la imagen.-Epílogo.-Apéndice.-III. EL ARTE DE LA EVIDENCIA.-En Sevilla.-Velázquez y el arte antropógrafo.-Pintor de imágenes.-Pinturas de cerca, pinturas sin «lejos».-Apéndice.-IV. EL ARTE DE LA MENTIRA.-La túnica de José.-La calumnia, según Velázquez.-Los abogados de la evidencia.-El retrato y la historia. En los límites de la evidentia.-La imagen como evidencia, la pintura como engaño.-V. «FALSO TESTIMONIO». EL TESTIMONIO COMO ENGAÑO, EL ENGAÑO COMO FICCIÓN.-La calumnia.-El oficio del inquisidor.-«Por vista de ojos».-El arte de la calumnia.-La perspectiva, «por un abujero».-VI. VERÓNICA: LA PINTURA COMO FIGURA Y LA IMAGEN COMO VESTIGIO.-Imágenes vs. vestigios en la teoría de la pintura de la reforma católica.-La imagen como argumento.-La Verónica según Zurbarán.-Verónica, Mandylion, Sudario: imágenes-reliquia en el imaginario barroco.-La paradoja del retrato.-La imagen de una ausencia.-Reproducciones del Santo Sudario en España. Catálogo provisional.-VII. EL REGRESO DE NICODEMO.-Imágenes santas en la edad del Barroco.-Nicodemo en España.-Temor y temblor: la fascinación del misterio.-Dexterious artists, frailes y alquimistas.-VIII. SANGRE, Y AGUA. EL ARTE DE QUERER CREER.-Esculturas que sangran.-La ceguera de Longinos, y la de otros conversos.-A través del cristal.-Conclusión.-IX. EPÍLOGO.-BIBLIOGRAFÍA.-ÍNDICE DE ILUSTRACIONES.-ÍNDICE ONOMÁSTICO.
El arte español del Siglo de Oro -afirma una tradición historiográfica ya centenaria- puso la imitación del natural al servicio de la religión. Su exacerbado naturalismo es el resultado de la apasionada fe de aquel lugar en aquella época. Crimen e Ilusión defiende lo contrario: sostiene que el problema fundamental de los artistas del Barroco español no era la imitación, sino la verdad, y que una parte, tal vez la mejor parte, de la imaginería de nuestro Barroco se entiende mejor como un complejo ejercicio destinado a disipar las dudas de sus espectadores. Sobre el horizonte de un emergente empirismo, los artistas crearon sus imágenes como evidencias, como argumentos para creer. Crimen e ilusión aborda este aspecto judicial o forense de las imágenes de la Alta Edad Moderna en el interior de un triángulo político, religioso y científico. Por último, explora la reflexión escéptica de pintores y escultores ante el problemático vínculo que liga a las artes figurativas con la verdad.