La versatilidad con la que María González hace alarde de sus sentidos del lenguaje cobra un protagonismo singular en "Creatura", libro muy personal en el que la autora despliega un discurso lírico valiente y desconcertante. Esta obra se presenta como una reflexión lírica que opone descarnadamente las identidades de la mujer, en su nivel corporal, biológico, sexual, cultural y afectivo. La poesía se yergue como un vehículo de deconstrucción de la relación entre los conceptos de "mujer" y "maternidad", en un relato de su experiencia tras el hecho de ser madre primeriza. El dominio del oficio, el juego de los significados, los estéticos usos ortotipográficos y la visceralidad impúdica de muchas imágenes que transitan por un imaginario de género convencional, van desarrollando un interesante argumentario contracultural en torno a la perversión del uso de lo femenino en nuestras vidas. María González convierte la maternidad en una pregunta radical que se aproxima a los más críticos rasgos identitarios queer. Por eso, María es culpable por hacer uso de una palabra desacompasada. Su claridad cruel utiliza las contr