A lo largo de su breve e intensa vida Jaroslav Haek se vio obligado a aceptar cualquier trabajo que se le ofreciera: redactor de una revista de zoología, empleado en una droguería, pedagogo y muchos más. Todas estas experiencias confluyeron en los numerosos cuentos autobiográficos que escribió en su vida, que relatan historias hilarantes al límite del absurdo.