BUCH CAMI, EMMANUEL
Como Aristóteles decía del ser, también el amor se nombra de muchasmaneras, se da a conocer con muchos rostros que lo hacen visible,tangible, evidente. El amor se declina como respeto o comoresponsabilidad, por ejemplo. Amor que tiene su raíz en el Dios deJesucristo, el Hijo del Hombre, por quien el amor se nos ha hechopróximo para ser vivido y para ser compartido. Lejos de un supuestoamor metafísico, tan elevado que resulta inalcanzable, e igualmentedistante de un amor de celuloide, genital pero no entrañable, eluniverso del amor iluminado por Dios abre a hombres y mujeres unamplio abanico de posibilidades reales, cotidianas, no por ello menossublimes. De ese amor y de algunos de sus rostros escribimos. Más poranhelo que por experiencia, más como esperanza futura que comorealidad cumplida; siempre en deuda de afecto con las personas, nopocas, que nos han mostrado la fecundidad del amor que les habita, que lo han derramado generosa y gratuitamente sobre nuestra alma parahacerla menos árida.